Mueren con sólo 15 horas de diferencia después de llevar 70 años casados
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Helen Felumlee y Kenneth era una pareja muy conocida en su
barrio. Sus 70 años de matrimonio no pasaron desapercibidos entre sus
amigos. Estaban hechos el uno para el otro. Desde que se conocieron- en
un tiempo como decimos muy lejano- ambos no podían estar separados mucho tiempo, incluso desayunaban de la mano.
Por desgracia, esa bonita historia de amor terminó hace unos días. Helen murió trágicamente y su marido Kenneth entendió que su vida no tenía sentido sin su longeva mujer. El falleció unas horas después que dejara el mundo quien era su esposa desde hacía muchos años.
"Sabíamos que cuando uno se fuera, el otro lo iba a seguir. Queríamos que se fueran de la mano y lo hicieron", decía una de sus hijas.
Kenneth había sufrido mucho en el pasado, ya que tuvieron que amputarle una pierna. Su mujer se convirtió en su cuidadora principal, asegurándose de que no le faltara nada. Sin embargo, la vida le advirtió que la que necesitaba cuidados era ella. Tres semanas antes de su muerte, cuando ella llegó a ser demasiado frágil para cuidarlo, tuvo que dejar de cuidar a su marido.
La situación era tan límite que tuvieron que dormir por separado, algo que no había pasado en los anteriores 70 años.
El cuerpo de Helen no aguantó más y su hija confesó que su padre comenzó a decaer unas 12 horas más tarde que su madre muriera, el pasado 12 de abril. "No quiero dejarla sola", fueron una de sus últimas palabras.
Kenneth finalmente falleció a la mañana siguiente, rodeado de su familia y amigos. Ahora sigue al lado de su mujer, un matrimonio que ni la muerte es capaz de separar
Por desgracia, esa bonita historia de amor terminó hace unos días. Helen murió trágicamente y su marido Kenneth entendió que su vida no tenía sentido sin su longeva mujer. El falleció unas horas después que dejara el mundo quien era su esposa desde hacía muchos años.
"Sabíamos que cuando uno se fuera, el otro lo iba a seguir. Queríamos que se fueran de la mano y lo hicieron", decía una de sus hijas.
Kenneth había sufrido mucho en el pasado, ya que tuvieron que amputarle una pierna. Su mujer se convirtió en su cuidadora principal, asegurándose de que no le faltara nada. Sin embargo, la vida le advirtió que la que necesitaba cuidados era ella. Tres semanas antes de su muerte, cuando ella llegó a ser demasiado frágil para cuidarlo, tuvo que dejar de cuidar a su marido.
La situación era tan límite que tuvieron que dormir por separado, algo que no había pasado en los anteriores 70 años.
El cuerpo de Helen no aguantó más y su hija confesó que su padre comenzó a decaer unas 12 horas más tarde que su madre muriera, el pasado 12 de abril. "No quiero dejarla sola", fueron una de sus últimas palabras.
Kenneth finalmente falleció a la mañana siguiente, rodeado de su familia y amigos. Ahora sigue al lado de su mujer, un matrimonio que ni la muerte es capaz de separar
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