Lugares para perderse: Lençóis Maranhenses (Brasil)
0:17No es fácil encontrar un sitio con tanta diversidad: campos de dunas, playas, lagunas de agua dulce, un gran río tropical, manglares. Todo esto, junto a su fauna y flora y a la gente que vive de la pesca, hace del Parque Nacional de los Lençois Maranhenses un lugar único para el viajero y el fotógrafo.
La mayor singularidad de este paraje es el campo de dunas, que cubre un área de 100 por 50 kilómetros en su parte más ancha. ¿Un desierto? Aunque cumple como "lugar arenoso desprovisto de vegetación", no es exactamente un desierto, y es que presenta una peculiaridad importante.
En este lugar, durante la estación húmeda -de enero a junio- llueve copiosamente. La capa de arcilla sobre la que están situadas las dunas impide que el agua se filtre, formándose miles de pequeñas lagunas de agua cristalina. Un escenario único en el planeta.
Esta maravilla de la naturaleza debe su existencia a la coincidencia de varios factores: una de las mayores amplitudes de marea -diferencia de altura entre la marea alta y la baja- del mundo, de unos 7 metros; un abrasador calor tropical, y un fuerte viento que sopla constantemente en la misma dirección.
El mecanismo es sencillo. Cuando baja la marea, una gran superficie de playa queda expuesta al sol, que la seca rápidamente. La fina arena es entonces arrastrada por el viento, que provee permanentemente a las dunas de nuevo material. Éstas son móviles, y avanzan hasta 4 metros cada año.
La pequeña ciudad de Barreirinhas, a orillas del río Preguiças, es la base más utilizada para conocer el parque. Desde aquí se puede visitar varias lagunas cercanas en 4x4 (el único automóvil capaz de circular por los caminos de barro o arena) o navegar por el río hasta su desembocadura, donde se encuentra Atins.
Este pequeño pueblo de calles de arena -al que la electricidad llegó no hace demasiado- cuenta con una pequeña estructura de apoyo al turista consistente en un restaurante y algunas posadas.
Caminando unos 40 minutos desde el pueblo, se llega al comienzo del campo de dunas. Aunque un paseo de unas horas andando sirve para percibir su enorme belleza, quienes estén en buena forma física pueden afrontar una travesía de dos o tres días para recorrer a pie los 100 kilómetros del parque. Sin duda, una experiencia inolvidable.
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