
El lotero pasó rápidamente de la euforia a la desesperación al no lograr encontrar los boletos premiados. "Por un lado, había sido una buena entrada de año, porque han caído una lluvia de millones y, por otro, no encontraba los billetes", explicó González a la emisora Radio Euskadi.
El vendedor buscó infructuosamente en todos los rincones de su casa y, al no encontrar los cupones, continuó su búsqueda en los contenedores de basura de su barrio. "Ni corto ni perezoso y ante el pasmo general, puse el contenedor boca abajo" y siguió buscando entre la basura, escribió el domingo el diario ABC. Al final, González halló los billetes, casi intactos, permitiendo a sus amigos y a él mismo reclamar los más de 600.000 euros (800.000 dólares) que les tocará a cada uno.
Ignacio se sintió aliviado y confesó que pensó que sus amigos lo "iban a crucificar".
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