El absentismo no parece ser solo un producto 'made in Spain' a juzgar por este estudio realizado en EEUU, el país que presume de ser en el que más se trabaja. Para ahorrarse las ocho horas de esfuerzo algunos se inventan los pretextos más descabellados. "Me fuí a jugar bolos y tengo los dedos atascados en una bola" o esta, "hoy no me siento demasiado inteligente", son algunas en esta clasificación realizada por el portal de anuncios de empleos 'CareerBuilder.com' .

El sondeo ademas de gracioso es real y demuestra que el 30 % de los trabajadores que dice estar enfermo, en realidad, no lo están, según publica el 'Daily Mail' .

Para justificar su gandulez llegan a inventar disparates mayúsculos que no resultan creíbles ni a un tonto.

La mayoría de los 2.400 empresarios, que participaron en este estudio, piensan que tal avalancha de justificaciones es culpa de la crisis que ha desmotivado y estresado a los empleados que de vez en cuando prefieren quedarse en casa.

El 30 % de los empresarios y jefes, por su parte, aseguran que prefieren verificar si su empleado está realmente enfermo o no.

Las peores excusas para no ir a trabajar:

1. Una gallina atacó a mi mujer

2.Mis dedos se quedaron atascados en una bola de bowling

3.Me hice un implante de pelos y salió mal

4.Me dormí en el escritorio mientras trabajaba, me golpeé la cabeza provocándome daños en el cuello

5.Una vaca entró en mi casa y ahora estoy esperando al del seguro para que evalúe los daños

6.Mi novia me tiró por la ventana mi juguete de la infancia

7.Mi pie quedó atrapado en el triturador de basuras

8. Un empleado llamó desde un bar a las cinco de la tarde a su jefe para decirle que al día siguiente iba a estar enfermo

9.Hoy no me siento muy inteligente

10.He tenido que cortar la hierba para evitar una causa legal de los propietarios de casa

11.Me quemé la boca comiendo tarta de calabaza (Un día después del día de acción de gracias)

12. Uno que dijo encontrarse en el lago Erie (en la frontera con Canadá)"Estaba en un bote en el Erie cuando se produjo un escape de gas y los guardacostas me arrastraron hasta la orilla canadiense