Ejecucion de la última bruja de Europa

9:25

En contra de la habitual leyenda negra, que acusa de un sin fin de maldades a la inquisición española, lo cierto es que la persecución de brujas arreció entre los países con credo protestante, teniendo escasa incidencia en España. De hecho en nuestra patria sólo un 1,8% de los investigados por la famosa inquisición española fueron castigados con la muerte, según demuestra un estudio de Agostino Borromeo. Nuestra inquisición se dedicó más a la persecución de herejes y falsos conversos que a la quema de brujas.

Centroeuropa se lleva la palma en la hoy fílmica caza de brujas. Sólo en Alemania se ajustició a más brujos y brujas que en ningún otro sitio, alcanzando un saldo de unos 25.000 muertos. En Liechtenstein, 300 personas fueron ejecutadas por brujería, el 10% de la población del diminuto reino. La última ejecución por brujería tuvo lugar en Suiza en 1782, en el cantón de Gladis.

La última bruja de Europa, Anna Goeldi, era sirvienta de Jakob Tschudi, un magistrado de la ciudad de Gladis. Según la historia del proceso una mañana apareció una aguja en la leche de una las hijas de Tschudi. Dos días más tarde aparecieron más agujas en el pan, y las sospechas recayeron sobre la sirvienta. A pesar de que ella defendió su inocencia, los Tschudi la expulsaron de su casa, la acusaron de brujería, y fue torturada y finalmente ejecutada.

La procesada, que no sabía leer ni escribir, sufrió interrogatorios día y noche por parte de las autoridades políticas y religiosas de Glaris. Ella insistía en su inocencia, pero fue torturada; se le colgó de los pulgares, se le ataron piedras a los pies. Una vez terminada la tortura, ella se retractó de su confesión. De nuevo se le torturó brutalmente para que volviera a admitir su “culpabilidad”. Dos semanas más tarde, Anna Goeldi fue decapitada con una espada en la plaza pública.

Según algunos investigadores modernos lo realmente ocurrido es más prosaico que la sobrenatural relación de una bruja con el maligno. La sirvienta Anna Goeldi parece que con quien tenía una relación amorosa era con su amo, Jakob Tschudi. Ella, cuando fue expulsada de la casa, amenazó con revelarlo todo, y como el adulterio era un delito … el magistrado puso en marcha la maquinaria judicial de la época y al fin, bajo tortura, la pobre sirvienta confesó toda suerte de estereotipos: que se le apareció el diablo en forma de perro negro o que las agujas de las había proporcionado Satanás.

El parlamento suizo va a debatir una moción que pide la reivindicación de Anna Goeldi, coincidiendo con la inauguración en Glaris un museo dedicado a ella. Los detractores de la moción, según recoge la BBC, dicen que “eso ocurrió hace mucho tiempo” y que los suizos de hoy no son responsables de lo que ocurrió en el pasado”. Los favoareblas argumentan que “fuimos los últimos en Europa en ejecutar a una mujer por brujería. Es una mancha en nuestra historia. Debemos hacer algo para borrar esa mancha”

You Might Also Like

1 comentarios

Popular Posts

Ggles